sábado, 1 de marzo de 2008

3:10 a Yuma - Una vuelta al Western

El western no murió. Sigue latiendo y se fortalece de la mano de nuevos cineastas y productores que se animan a invertir tiempo, ideas y dinero en él. Esta semana en los cines de Mar del Plata se encuentra “3:10 a Yuma”, remake de aquella con Glenn Ford y Van Heflin estrenada hace 50 años. En esta oportunidad el duelo de titanes que nos propone el director James Mangold es entre Christian Bale y Russell Crowe. Dan Evans (Christian Bale) deberá trasportar, junto a un grupo de valientes, al legendario pandillero Ben Wade (Russell Crowe) para que sea condenado. “3:10 a Yuma” posee todos los condimentos del género. El bien y el mal, el honor, la ley como una forma de vida, tiroteos, héroes y caballos. Sin duda es una película muy entretenida, bien lograda e interesante. Ideal para disfrutar en el cine. El papel de Russell Crowe con su elegancia y atracción nos recuerda a John Wayne. Es el mítico malo-bueno. Si bien existen muchos temas para analizar acerca de la película es interesante colocarla dentro del movimiento de films que han surgido últimamente. La mayoría de los medios menciona, junto a esta, películas como Secreto en la Montaña, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (por contrato no podía acortarse el nombre) y Sin lugar para los débiles (No country for old men). De las tres películas, la primera replantea la visión del cowboy incorporando el tema de la homosexualidad; toda una revolución. La segunda, más allá de tratarse de un personaje histórico del Western como es Jesse James, no se realiza con los elementos tradicionales del género sino que se coloca desde una visión psicológica de los dos personajes principales (Jesse James y Robert Ford). Una verdadera genialidad. Y por último, la ganadora del Oscar, la de los hermanos Cohen. Indudablemente, hay algo de Western pero la historia va más allá de eso y lo sobrepasa. “3:10 a Yuma”, a pesar de partir de un Western al ser una remake, produce el efecto que el género creó. Produce esa identificación con el personaje malo pero histriónico, sanguinario pero poético. James Mangold supo retratar el clima, supo exprimir a fondo las actuaciones de Crowe y Bale, pero por sobretodo supo recuperar la tradición y la historia del Western para aggiornarlo definitivamente. Un producto cinematográfico digno de respeto.

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