jueves, 13 de marzo de 2008

Sobre trilogías y envases

El tema está todo el tiempo. La aplicación de categorías, rótulos y clasificaciones. En definitiva, inútiles intenciones de darle forma a cosas que no siempre la tienen. En el cine es lo mismo: están los géneros pero también están las llamadas trilogías (aunque en ciertas ocasiones no son suficientes y aparecen las sagas). Una obviedad: para que exista una trilogía debe haber tres películas. Pero ¿qué es lo que deben compartir?. En primer lugar hay una cuestión narrativa. Bourne 1,2 y 3 (con sus diferentes títulos) comparten una misma historia dividida en tres partes. Lo mismo sucede con El Padrino, a diferencia de que hay una historia con tiempos más diferenciados. No hay una continuidad temporal tan visible como en Bourne. Sin embargo, hay que considerar otros factores que pueden dar lugar a una clasificación de tipo trilógica. Un caso interesante es el que construyó Alejandro González Iñárritu, director mexicano. Él es dueño de una verdadera trilogía, pero diferente a los ejemplos dados. Las tres películas no comparten personajes, no comparten historias, ni siquiera comparten tiempos o espacios. Se trata de “Amores Perros” (2000), “21 gramos” (2003) y “Babel” (2006). Aquí los elementos que unen a otras trilogías (como el caso de Matrix o el Padrino) no pueden aplicarse. Lo que vincula a las tres del director mexicano no es la historia sino la forma de desarrollar la historia. Hay que diferenciar entre el argumento y el método para contarlo. Entre el argumento y la estructura. Y es esa misma estructura la que se presenta en los tres casos. Es la llamada “vidas cruzadas”, “historias corales” o “estructura coral”. Cualquiera de estos nombres es válido. Se trata de una estructura devenida de la filmografía de Quentin Tarantino como puede verse en “Perros de la calle” o en “Pulp Fiction”. Es la ruptura del espacio y el tiempo, solo visible para el espectador, que da como resultado la unión de historias que parecen no tener ligazón alguna. Salvo en el caso de Bourne, que puede considerarse como una sola película de casi 9 horas, el mayor problema de las trilogías es que nos obligan a optar por una de ellas apelando a nuestras simpatías y gustos. En fin, como en la vida cotidiana todo es agrupable.

Amores Perros


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